sábado, 27 de septiembre de 2008

Sentir que te atan las manos y los pies y te amordazan con la suficiente precisión como para conseguir inmovilizar hasta la última gota de sangre que corre por tu cerebro... mejor será ceder... es realmente arduo enfrentarse a la represión sin sentir una mísera partícula de energía que te inspire con la suficiente fuerza como para liberarte... pero un mágico instante cae del cielo para regalarte la capacidad de sentir el poder de romper esas tablas y expresar lo que realmente navega dentro de ti... un mágico instante de felicidad... en el que dejas que fluya todo lo que tú eres en la más pura esencia.