Varios días sin escribir...como si no hubiera nada que contar...
Voy a tender la ropa, y encima de la gran montaña me encuentro un dibujo; un hada cuya faldita es un enorme ojo que me mira fijamente. Volando a su alrededor unas palabras:
"Me encuentro sin rumbo, como la llama de una vela sostenidatan sólo por la mecha.
Mi filosofía de vida es el amor. Un día descubrí que el amor es mentira. Cómo? O no existe mi filosofía; o entonces ella es la que era mi enemiga."
Mi hermanita, una artista que apareció en este mundo en un mal momento para ser tan libre, un hada sonámbula que pasea cada noche por el cielo para encontrar lo que el día no le regala, un angelito que lloró sangre cuando miró al sol por primera vez...
Así es la magia de mi casa, tan hermosa que duele.

Salgo de trabajar y una vez más me doy cuenta de lo patética que es la tendencia depresiva catastrófica que me acompaña prácticamente cada día... Me miro por dentro y me doy pena por verlo siempre todo tan oscuro...
Entonces hago inventario ...una vez más... para ver si me animo.
Primero lo bueno, así le dedico más energía.
- 23 años recién cumplidos... un yogurcín.
- Sana. Al menos hasta donde yo sé... o hasta donde yo creo... aunque tampoco visito demasiado a los que se hacen llamar médicos... y mientras tanto intento convencer a mi madre para que se presente delante de uno de ellos y les diga que está loca... pero mejor este tema lo dejamos para otro día...
- Estudiante... puntos suspensivos con más motivos que nunca...
- Okupa... aunque no responda a la definición típica socialmente conocida, todavía me permito el lujo de no pagar por dormir ni comer en una casa...
- Arropada por un ángel... que me regala una sonrisa cada día...
...
Entonces me doy cuenta de que lo malo ya lo recuerdo cada día, cada hora, cada... y no me apetece volver a pensarlo. Hoy gana lo bueno... no me petece ser ella, llorar por ella, sufrir por ella, vivir por ella, sentir por ella... hoy quiero dejar de ser mi madre, aunque sólo sea por un día.

La Septima Década... parece que vuelvo a leer... después de una largo tiempo de huelga.
Entro en el metro... me siento... miro a mi alrededor... me miro a mí misma... miro mi bolso... y pienso qué debo hacer hasta que llegue a mi destino. Tengo tiempo... eso siempre lo tengo. Lo que no tengo es la manera de aprovecharlo. Cuando me doy cuenta ya he pasado demasiado tiempo pensando en cómo optimizarlo. Leer... pensar... escribir en mi libretita... pensar... adelantar trabajo de la universidad...pensar... el vagón avanza.
Hoy leo. Llego a la conclusión de que me apetece aprender leyendo este libro... parece que me está enganchando... con lo que cuesta que eso me pase. Las palabras del protagonista hacen que me apetezca escuchar sus pensamientos. Me apetece más que perder mi tiempo.

No sabes si sirve de algo pensar y pensar pero no puedes evitarlo. Así que sigues pensando.
Te he dejado sola en casa con anginas, me ha costado horrores irme, como siempre que me tengo que separar de ti. Pero he recordado una y otra vez lo mal que me siento cuando no hago lo que dentro de mi cabeza pienso que debo hacer. Así que al final todo ha salido bien. Yo he estado con ella en casa, solas, juntas, como no lo hacemos nunca... Y aunque ella también pensaba y pensaba que allí arriba estaría mejor... como cada día... yo sé que esta tarde ha sido un poquito más feliz.

Me está costando tanto introducirme en este mundo informático...Llevo meses queriendo probar eso de interconectarme a través de la red con aquellos que se pierden en las palabras de los otros... lo intenté en marzo pero como se puede comprobar no fue un buen intento... tan triste...
Como siempre, he pasado como una hora y media intentando entenderme con el famoso...photoshop para conseguir dejar la dichosa fotillo "Laura volando por los valles de Andorra"a mi gusto... pero tampoco conseguí encontrar el resultado perfecto, pienso cambiarlo...como siempre. Como siempre, una hora para escribir un mail, una hora para encontrar un título, una hora para empezar un trabajo... y entre hora y hora pierdo un día entero lamentándome por lo lenta e ineficiente que puedo llegar a ser. Me ahogo en mi propia ceguera y frustro mis propias ideas antes de llevarlas a cabo por miedo a no saber resolverlas tal y como las conservo en mi cabeza. Y ahí se desvanecen, se funden entre ellas hasta que desaparecen antes de hacerse realidad.
Lo llaman el pesimismo Raya. Famoso por dejar pasar las cosas maravillosas que tiene la vida estando tan ocupada en ver el lado negativo de todo. Lo peor es que soy consciente, y eso lo puede hacer todavía más triste.
Pero no todo está perdido... entre lamento y lamento siempre encuentro un motivo. Una película que me enseña lo hermoso que es hacer cine, un libro que me recuerda la magia de las palabras (por mucho que te sorprenda), una conversación que me regala la energía de los que amo, una solución para que ella pueda respirar, un paseo en el que siento el aire que corre fuera de las paredes, un proyecto que me inspira para creer en mí, una sensación de que el mundo se mueve por algo, un olor que me dice que todo está vivo, un recuerdo que me acerca a él aunque no le vea... una ilusión que me mantiene viva...Sólo espero y deseo que nunca dejen de existir los motivos dentro de mí.