ALEGRÍA DE EXISTIR

Ser feliz, al fin y al cabo eso es lo que intentamos todos de una manera o de otra. Yo creo que incluso los más desgraciados guardan en su interior una pequeña esperanza de que algún día ocurrirá algo que hará que todos los problemas se solucionen, que todas las penas se apaguen y llegue por fin el día de descansar en paz. Algunos lo logran en vida y otros tienen que esperar un poco más. Yo no sé quién decide quiénes son los afortunados, quizás sea un Dios, quizás seamos nosotros mismos, quizás ya esté escrito. Pero yo no me quiero dar por vencida, todavía no pienso tirar la toalla, no puedo pasar por alto esos pequeños detalles que hacen que estar vivo sea un maravilloso regalo, un regalo que a veces tiene un intenso sabor amargo, un regalo que en ocasiones te hace sangrar hasta casi arrebatarte el aliento, pero no creo que de otro modo supiéramos disfrutar de este mágico regalo, no creo que exista el amor sin el odio, ni el dolor sin la alegría. Así que sólo espero que el tiempo pase lento y que las fuerzas no me falten para seguir disfrutando de este mundo lleno de hermosas contradicciones.